lunes, 14 de abril de 2014

INRI (IGNIS NATURA RENOVATUR INTEGRA): El Fuego Renueva la Naturaleza Entera

No he querido hablar de nada en estos días, la tristeza de lo que acontece en el puerto me había impedido comentar cualquier cosa. Sin embargo he encontrado las razones para escribir. A quien lea el titulo y se sienta agredido, he de señalarle que este comentario lo que menos busca es aquello. Les pido disculpas desde ya, pero este panfleto busca algo totalmente distinto.

El Gitano Rodríguez, describe el sentir de todos los que hemos vivido al puerto: “Pero este puerto amarra como el hambre, no se puede vivir sin conocerlo, no se puede mirar sin que nos falte, la brea, el viento sur, los volantines, el pescador de jaibas que entristece nuestro paisaje de la costanera.”. Una vez que se conoce al puerto es imposible dejarlo, se incrusta en los corazones y en las almas, por eso, ver el llanto del puerto es ver nuestro propio llanto.

El puerto marcó mi vida. Hice amigos a los que querré por siempre. Me enamore muchas veces ahí, aprendí demasiado, vote miedos, vote prejuicios y también destroce mi hígado, pero valió la pena.

El fuego ha arrasado mucho y no se detiene. La gula es pecado, dicen por ahí. El fuego parece no saciar su hambre, sin embargo, quizás es esta gula externa, la que nos esta devolviendo a la realidad, la que nos esta devolviendo nuestro propio ser y nos obliga a mirarnos y a mirar hacia los lados, ya sin culpa, sino por la necesidad de reconocer nuestra comunidad “si ellos están bien, nosotros también”. Una necesidad de hacernos cariño. Un extrañar el mirar a nuestros vecinos y empatizar con ellos, la necesidad de conocernos, de cuidarnos, de querernos.

Durante estos días de fuego hemos visto como gente desconocida intenta ayudar a gente desconocida, a perros y gatos ajenos. Algo que creía perdido y me recuerda a otro Rodríguez “eso no esta muerto, no me lo mataron” y es que eso que nos impuso el modelo neoliberal marcado por el egoísmo, el arribismo y la falta de empatía es superado por el fuego que quema lo dañino, a un costo muy alto, pero me deja la sensación de que ese costo y ese daño podremos superarlos sólo si vemos la necesidad de reconocernos como hermanos y como uno solo, todos somos uno. El fuego renueva la naturaleza integra, y en esta ocasión renueva la naturaleza de nuestros corazones y espíritus, una naturaleza plagada de amor, cariño, solidaridad y empatía.


Una vez más saldremos adelante, como decían los Beatles, con un poco de ayuda de mis amigos.


Un abrazo a todos.